miércoles, 2 de diciembre de 2009

Discurso de Oscar Arias en la Cumbre de las Américas 2009

Le agradezco mucho a mi amigo Manuel Granda, el haberme hecho llegar estas palabras, realmente debemos leerlas y reflexionar al respecto.

"ALGO HICIMOS MAL

Costa Rica, Domingo 26 de abril de 2009

Palabras del presidente Óscar Arias en la Cumbre de las Américas

Trinidad y Tobago, 18 de abril del 2009

Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.
No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.
Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.
También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.

¿Qué hicimos mal?

No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.
Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra
En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados.
Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo,liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo . Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones” . Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “ la verdad es que enriquecerse es glorioso ”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.
La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.

Muchas gracias

jueves, 1 de octubre de 2009

El Algebra de Baldor



Cortesía de Mercedes Díez


Baldor cuyo nombre es inmediatamente relacionado con su principal libro que ha sido quizás el que más terror o pasión ha despertado en los estudiantes de la secundaria y de bachillerato de toda Latinoamérica, no nació en Bagdad como hasta hoy pensábamos muchos. Nació en La Habana, Cuba, y su problema más difícil no fue una operación matemática, sino la revolución de Fidel Castro. Esa fue la única ecuación inconclusa del creador del Álgebra de Baldor, Aurelio Ángel Baldor (1906-1978).

Un apacible abogado y matemático que se encerraba durante largas jornadas en su habitación, armado sólo de lápiz y papel, para escribir un texto que desde 1941 aterroriza y apasiona a millones de estudiantes de toda Latinoamérica. El Álgebra de Baldor, es el libro más consultado en los colegios y escuelas desde Tijuana hasta la Patagonia, lo es aún más que El Quijote de la Mancha.

Tenebroso para algunos, misterioso para otros y definitivamente indescifrable para los adolescentes que intentan resolver sus "misceláneas" a altas horas de la madrugada; es por lo demás un texto que permanece en la cabeza de tres generaciones que ignoran que su autor, Aurelio Ángel Baldor, no es el terrible hombre árabe que observa con desdén calculado a sus alumnos amedrentados, sino el hijo menor de Gertrudis y Daniel, nacido el 22 de octubre de 1906 en La Habana, y portador de un apellido que significa "valle de oro" y que viajó desde Bélgica hasta Cuba sin tocar la tierra de Scherezada.

Daniel Baldor quien reside actualmente en Miami y es el tercero de los siete hijos del célebre matemático, es inversionista, consultor y hombre de finanzas y además quien vivió directamente el drama que se ensañó con su familia en los días de la revolución de Fidel Castro junto a sus padres, sus seis hermanos y la abnegada nana negra que los acompañó durante más de cincuenta años. Él nos narra una síntesis de esa historia.

"Aurelio Baldor (mi padre) era el educador más importante de la isla cubana durante los años cuarenta y cincuenta. Era fundador y director del Colegio Baldor, una institución que tenía 3,500 alumnos y 32 buses en la calle 23 y 4, en la exclusiva zona residencial del Vedado. Fue un hombre tranquilo y enorme, enamorado de la enseñanza y de mi madre, quien hoy lo sobrevive, y se pasaba el día ideando acertijos matemáticos y juegos con números", recuerda Daniel, y evoca a su padre caminando con sus 100 kilos de peso y su proverbial altura de un metro con noventa y cinco centímetros por los corredores del colegio, siempre con un cigarrillo en la boca, recitando frases de Martí y con su álgebra bajo el brazo, que para entonces, en lugar del retrato del sabio árabe intimidante, lucía una sobria carátula roja".

Los Baldor vivían en las playas de Tarará en una casa grande y lujosa donde las puestas de sol se despedían con un color distinto cada tarde y donde el profesor dedicaba sus tardes a leer, a crear nuevos ejercicios matemáticos y a fumar, la única pasión que lo distraía por instantes de los números y las ecuaciones. La casa aún existe y la administra el Estado cubano.

Hoy hace parte de una villa turística para extranjeros que pagan cerca de dos mil dólares para pasar una semana de verano en las mismas calles en las que Baldor se cruzaba con el "Che" Guevara, quien vivía a pocas casas de la suya en el mismo barrio.

"Mi padre era un hombre devoto de Dios, de la patria y de su familia", afirma Daniel. "Cada día rezábamos el rosario y todos los domingos, sin falta, íbamos a misa de seis, una costumbre que no se perdió ni siquiera después en el exilio". Eran los días de riqueza y filantropía, días en que los Baldor ocupaban una posición privilegiada en la escalera social de la isla y que se esmeraban en distribuir justicia social por medio de becas en el colegio y ayuda económica para los enfermos de cáncer.

El 2 de enero de 1959 los hombres de barba que luchaban contra Fulgencio Batista tomaron La Habana. No pasaron muchas semanas antes de que Fidel Castro fuera personalmente al Colegio Baldor y le ofreciera la revolución al director del colegio. "Fidel fue a decirle a mi padre que la revolución estaba con la educación y que le agradecía su valiosa labor de maestro..., pero ya estaba planeando otra cosa", recuerda Daniel. Los planes tendría que ejecutarlos Raúl Castro, hermano del líder del nuevo gobierno, y una calurosa tarde de septiembre envió a un piquete de revolucionarios hasta la casa del profesor con la orden de detenerlo. Sólo una contraorden de Camilo Cienfuegos, quien defendía con devoción de alumno el trabajo de Aurelio Baldor, lo salvó de ir a prisión. Pero apenas un mes después la familia Baldor se quedó sin protección, pues Cienfuegos, en un vuelo entre Camagüey y La Habana, desapareció en medio de un mar furioso que se lo tragó para siempre.

"Nos vamos de vacaciones para México", nos dijo mi papá. Nos reunió a todos, y como si se tratara de una clase de geometría nos explicó con precisión milimétrica cómo teníamos que prepararnos. Era el 19 de Julio de 1960 y él estaba más sombrío que de costumbre. Mi padre era un hombre que no dejaba traslucir sus emociones, muy analítico, de una fachada estricta, durísima, pero ese día algo misterioso en su mirada nos decía que las cosas no andaban bien y que el viaje no era de recreo", dice el hijo de Baldor.

Un vuelo de Mexicana de Aviación los dejó en la capital azteca. La respiración de Aurelio Baldor estaba agitada, intranquila, como si el aire mexicano le advirtiera que jamás regresaría a su isla y que moriría lejos, en el exilio. El profesor, además del dolor del destierro, cargaba con otro temor. Era infalible en matemáticas y jamás se equivocaba en las cuentas, así que si calculaba bien, el dinero que llevaba le alcanzaría apenas para algunos meses. Partía acompañado de una pobreza monacal que ya sus libros no podrían resolver, pues doce años atrás había vendido los derechos de su álgebra y su aritmética a Publicaciones Culturales, una editorial mexicana, y había invertido el dinero que obtuvo de ello en su escuela y en su país.

La lucha empezaba. Los Baldor, incluida la nana, se estacionaron con paciencia durante 14 días en México y después se trasladaron hasta Nueva Orleans, en Estados Unidos, donde se encontraron con el fantasma vivo de la segregación racial. Aurelio, su mujer y sus hijos eran de color blanco y no tenían problemas, pero Magdalena, la nana, una soberbia mulata cubana, tenía que separarse de ellos si subían a un bus o llegaban a un lugar público.

Aurelio Baldor, heredero de los ideales libertarios de José Martí, no soportó el trato y decidió llevarse a la familia hasta Nueva York, donde consiguió alojamiento en el segundo piso de la propiedad de un italiano en Brooklyn, un vecindario formado por inmigrantes puertorriqueños, italianos, judíos y por toda la melancolía de la pobreza.

El profesor, hombre friolento por naturaleza, sufrió aun más por la falta de agua caliente en su nueva vivienda, que por el desolador panorama que percibía desde la única ventana del segundo piso. La aristocrática familia que invitaba a cenar a ministros y grandes intelectuales de toda América a su hermosa casa de las playas de Tarará, estaba condenada a vivir en el exilio, hacinada en medio del olvido y la sordidez de Brooklyn, mientras que la junta revolucionaria declaraba la nacionalización del Colegio Baldor y la expropiación de la casa del director, que sirvió durante años como escuela revolucionaria para formar a los célebres "pioneros". La suerte del colegio fue distinta. Hoy se llama Colegio Español y en él estudian 500 estudiantes pertenecientes a la Unión Europea. Ningún niño nacido en Cuba puede pisar la escuela que Baldor construyó para sus compatriotas.

Aurelio Baldor trató en vano de recuperar su vida. Fue a clases de inglés junto a sus hijos a la Universidad de Nueva York y al poco tiempo ya dictaba una cátedra en Saint Peters College, en Nueva Jersey. Se esforzó para terminar la educación de sus hijos y cada uno encontró la profesión con que soñaba: uno profesor de literatura, dos ingenieros, uno inversionista, dos administradores y una secretaria. Ninguno siguió el camino de las matemáticas, aunque todos continuaron aceptando los desafíos mentales y los juegos con que los retaba su padre todos los días. Con los años, Baldor se había forjado un importante prestigio intelectual en los Estados Unidos y había dejado atrás las dificultades de la pobreza.

Sin embargo, el maestro no pudo ser feliz fuera de Cuba. No lo fue en Nueva York como profesor, ni en Miami donde vivió su retiro acompañado de Moraima, su mujer, quien hoy tiene 89 años y recuerda a su marido como el hombre más valiente de todos cuantos nacieron en el planeta. Baldor jamás recuperó sus fantásticos cien kilos de peso y se encorvó poco a poco como una palmera monumental que no puede soportar el peso del cielo sobre sí. El exilio le supo a jugo de piña verde. Mi padre se murió con la esperanza de volver", asegura su hijo Daniel.

El autor del Álgebra de Baldor se fumó su último cigarrillo el 2 de abril de 1978. A la mañana siguiente cerró los ojos, murmuró la palabra Cuba por última vez y se durmió para siempre. Un enfisema pulmonar, dijeron los médicos, había terminado con su salud. Pero sus siete hijos, quince nietos y diez biznietos, siempre supieron y sabrán que a Aurelio Baldor lo mataron la nostalgia y el destierro".


Originalmente publicado en http://cronicasretinianas.blogspot.com/2006/12/el-algebra-de-baldor.html

Una Turista Española en Cuba

Artículo publicado en El País. España

Llegamos a La Habana sin intención de pisar Varadero. Creíamos que ir equipados únicamente con una mochila de menos de 9 kilos nos iba a permitir conocer el otro lado de la Cuba turística.
Sin prejuicios políticos, sin planes predeterminados, y con alojamiento en casa de una amiga española que trabaja en la capital como cooperante en un organismo de Naciones Unidas.
Pero Cuba es demasiado complicada para tratar de conocerla de paso, y el choque ha sido tan enorme que muchas cosas, desde nuestra percepción del turismo, hasta nuestros principios sociales y políticos, han quedado tambaleantes.
Para llegar de la zona residencial de Vedado a la popular Habana Vieja hay dos rutas posibles: o paseas por el malecón, o te das un baño de realidad por Habana Centro. Caminábamos sin rumbo hasta que se nos acercaron los primeros jineteros. Mareados por el calor y su discurso nos dejamos arrastrar por las calles más sórdidas de la ciudad. Podían habernos sacado hasta las uñas, pero tuvimos suerte y nuestro primer contacto con la picaresca caribeña solo nos costó 5 pesos convertibles - CUC (poco menos de 5 euros).
A cambio, y sin ser la intención de nuestros improvisados guías, tuvimos una primera impresión del día a día habanero que condicionó el resto de nuestras percepciones sobre la realidad de la Revolución más institucionalizada de la historia.
Conocíamos los cinturones de pobreza que rodean México D.F, y los ranchos de Caracas. Pero nunca habíamos visto favelas con escalinatas de mármol. Ninguno de nuestros conocidos que habían visitado Cuba antes que nosotros había hablado de otra cosa que no fuera la alegría cubana, la salsa, el ron, la fiesta, el Caribe. También es cierto que nadie había mencionada el sexo, así que deberíamos haber sospechado que nos ocultaban datos.
Caminamos en medio de un olor pestilente, observados por gente que bebía en las puertas de los "solares", mansiones ruinosas donde habita una familia por cada cuatro paredes - incluyendo lo que en un pasado fue un descansillo al mejor estilo colonial- y donde se comparten hornillos y retretes.
Nos dejamos arrastrar hasta el edificio donde se rodó Fresa y Chocolate, al que nuestros "guías" nos llevaron convencidos de que era eso lo que queríamos ver como buenos europeos con Mochila. Mientras ellos se esforzaban en asociar las distintas estancias con los decorados de la película nosotros veíamos el interior de las casas/cuarto, preguntándonos donde carrizo ha estado toda esa gente que dice que no hay miseria en Cuba.
Llegar a la Habana Vieja fue como llegar a un parque temático. Casas majestuosas, calles limpias, vigilancia policial que pretende limitar el trato entre cubanos y turistas. Porque los cubanos son las víctimas caribeñas del apartheid del siglo XXI. Hoteles para turistas, autobuses para turistas, tiendas para turistas. Un mundo aparte al que los nacionales tienen prohibida la entrada. Y ni siquiera es cuestión de poder adquisitivo, con todo lo rechazable que es el clasismo. Es algo aún peor. Los cubanos a los que les preguntamos sobre lo que suponía para ellos esta separación justificaban los privilegios turísticos asumiendo que "el cubano es pendenciero", "hay gente que sólo se dedica a molestar a los extranjeros, mejor que limiten el acceso". ¿Es eso lo que se entiende por hospitalidad y buen trato en Europa? ¿Qué todo un país trate con reverencia al visitante blanco?
Callejeábamos en busca de un taxi para volver a casa cuando nos topamos con La Bodeguita del Medio, a rebosar de turistas plenamente satisfechos y creyendo confraternizar con=2 0cubanos que sólo buscaban, y no les juzgo por ello, sus dólares o sus pasaportes. Y digo sinceramente lo de no juzgarles por buscar la oportunidad de mejorar en cada uno de los extranjeros que encuentren por la calle. Si yo fuese cubana, sería balsera o jinetera. Nunca había sentido tanta angustia por un país en tan poco tiempo. Pero esa apatía, ese dejar escurrir la vida entre los dedos (¿no era aquí donde si que sabíandisfrutar?), esa mutilación de las aspiraciones personales.
El pueblo cubano se levanta cada día pensando cómo va a llegar al siguiente. Sin ningún proyecto a medio o largo plazo. Critican a Fidel, pero no le nombran, porque Fidel ya no es un hombre. Es un dios al que no se le conoce familia ni residencia. Y miran de reojo. Porque nadie se fía ya de nadie. Ese es el poder de la Revolución.
Volvemos a casa cansados y desmoralizados por lo que nos espera en los próximos días. Nadie va a quitarnos ya la impresión de que todas las historias de alegría y hermandad extranjero - cubana tienen un precio en dólares. Nos espera la casera del edificio con un café. Durante los próximos días hablaremos mucho en su cocina: ella contesta nuestras preguntas y nosotros le suponemos una novedad en su rutina diaria. La casera se llama Mari, y como todos los cubanos es ingeniera en alguna materia. Mari nos habla de sus viajes por Europa y por Rusia como empleada del gobierno cubano a principios de los 90. 1990 marca el inicio del sarcástico "Periodo Especial en Tiempos de Paz". Sarcástico, porque lo que realmente comienza en la década de los 90 es el camino en solitario de la Revolución Cubana, una vez deja de ser colonia rusa y ya no puede seguir vendiendo azúcar a precio de petróleo.
Es la época que refleja Pedro Juan Gutiérrez en "Trilogía Sucia de la Habana" o en "El Rey de la Habana", mucho más crudo que Zoe y su "Nada Cotidiana". Son los años de esconder cerdos en las azoteas y tirar los desperdicios a la calle. De usar la bañera como criadero de pollos. Es el inicio del proceso de muerte por desnutrición al que se enfrenta lentamente una gran parte de la población habanera. Puede que las noticias no recojan el número de personas que mueren de hambre, pero tampoco recogen el número de abortos y se barajan cifras de hasta el 40% de los embarazos. No mueres de hambre, al menos no en pocos días ya que puedes tardar toda una vida, pero el concepto alimentación incluye más que el rancho de arroz con frijoles en que consiste el plato diario de una familia cubana.
En uno de esos viajes Mari se divorció de su marido para casarse con un argentino con residencia legal en España. Cuando ya esta todo a punto, el corralito frustra los planes y ambos regresan a sus países encerrados en sus respectivas crisis personales. Así que a día de hoy, la casera vive con el que legalmente es su exmarido, también ingeniero, también en casa las 24 horas del día porque le cuesta más dinero ir a trabajar que quedarse en casa. Ella es pura rabia. Él es pura apatía. Les pregunto que creen que pasará cuando Fidel muera. Y ella contesta: "Nos mataremos". Le consuelo pensando que por lo menos no se ve que la población tenga armas, como vimos en Venezuela, y ella me mira seria y matiza: "Armas no, pero tenemos machetes".
Buscando un manual de historia cubana contado por cubanos en uno de los múltiples puestos de libros de la zona vieja conocemos a Guadalberto. Provocamos su conversación para tener otra perspectiva. Hasta ahora sólo hemos tenido contacto con un sector marginal, y con personas de mediana edad. Puede que toda su crítica y desesperación estuviera teñida de búsqueda de piedad (o sea, dinero) o de cansancio vital. Guadalberto estudió Economía. Pero gana más dinero como vendedor ambulante. Es lógico, si comparamos los 15 CUC del sueldo medio nacional con los 8 CUC que pide a los "yumas" por cada libro de segunda mano que vende. Nos dice que el no se va por su bebé. Nos dice que lee lo que los extranjeros le envían porque en Cuba los libros no se censuran de primeras, pero se retiran o se publican por partes. Nos dice que su libro preferido es 1984, de George Orwell. Un solo ojo no puede verlo todo, Big Brother no es tan poderoso. Pero si lo son las "little sister". Y lo sentimos cuando llegamos a casa.
La vecina de Mari pertenece al Comité de Defensa de la Revolución. Existe un CDR cada 20 cuadras y su función es similar a la que Chávez quiere dar a sus Círculos Bolivarianos. Puede que su primera intención ideal fuera el trabajo comunitario. Pero a día de hoy son órganos de control de la vida vecinal. Esta vecina alquila habitaciones a los turistas, como casi todos los cubanos con una habitación libre en una casa digna. Por el hecho de poner una habitación a disposición de los turistas, (nunca de un cubano, ni de un extranjero con un cubano), tienes que pagar una cuota inicial que ronda los 100 euros (recordando que el sueldo base no supera lo 15 mensuales), a lo que hay que añadir una cuota mensual de alrededor de 150 euros, tengas o no ocupada la habitación. Mari alquila un cuarto de forma ilegal: no paga por el ninguna cuota, ni está registrada, lo que permite a mi amiga pagar 200 euros en vez de los 700 que puede costarle a un extranjero alquilar una habitación para residir en La Habana.
Su vecina, la del CDR, tiene 3 habitaciones, de las cuales sólo una es legal. Ha visto que en casa de Mari entra y sale mucho extranjero, y da por hecho que no somos invitados, si no que está haciendo negocio con nosotros, por lo que le advierte: o le paga determinada cantidad, o le denuncia al partido. Una denuncia puede suponer que te requisen la casa en la que vives. Mari paga, y nosotros tenemos que irnos. No queremos dar complicaciones a otros conocidos, así que nos vamos a una habitación legal, que nos cuesta unos 30 euros por noche.
Es difícil salirse del circuito establecido a los extranjeros: por desconocimiento y por no querer meter a nadie en problemas. Gastamos una cantidad de dinero considerable en comparación con otros viajes, no sólo por Sudamérica, si no incluso por Europa. Si a nosotros nos parece cara la vida en La Habana, ¿Cómo lo hacen los cubanos? No es picardía, ni realismo mágico. Es miseria, mendicidad moral y abuso. Abuso hasta vomitar, porque el turismo deja millones de euros que no llegan a la gente de la calle, porque desperdician los recursos, porque sesgan el acceso a la información de tal manera que no dejan la más mínima opción de elegir. Porque no te dejan irte y te asfixian lentamente si te quedas. Porque consiguieron venderse a la juventud del mundo como el paradigma de la lucha por la libertad y la igualdad. Porque la izquierda de mi país no dice DICTADOR con todas las letras y la derecha lo critica mientras su fundador brinda con la familia Castro, con el dueño controlador de todas las empresas turísticas cubanas. Porque venden populismo y demagogia como solidaridad.
Porque el bloqueo es responsable, pero Castro es culpable. Porque los campos están sin cultivar y matar una vaca está más penado que matar una persona. Porque los datos oficiales niegan la incidencia del SIDA pero follar es lo único al alcance de la mano. Y los condones no están incluidos en la cartilla de racionamiento. Guadalberto nos preguntó si era la primera vez que estábamos en Cuba. La primera y la última, le respondimos. Claro, dedujo, ustedes prefieren regresar al Soma.
No le desmentí. Pero no es mi mundo material lo que echo de menos. Es su imposibilidad de cambiar su vida lo que me provoca angustia. Es más fácil asumir la vergüenza de vivir en un Mundo Feliz en el que nadie es consciente de las oportunidades que tiene. Simplemente por poder elegir.

martes, 29 de septiembre de 2009

Desde los hechos de Abril de 2002, el gobierno ha llevado la iniciativa de la acción política.
La poca capacidad de los dirigentes de la oposición y el manejo perverso por parte del gobierno de los hechos ocurridos, han devenido en una cadena de frustraciones en la población contraria al chavismo, que con excepción del resultado del referéndum consultivo del 2007 solo ha recibido golpes políticos.
Un día 12 muchachos “cogieron una arrechera” y se vinieron a Caracas a plantarse delante de la OEA, se declararon en huelga de hambre, sin calcular las consecuencias, sin avisar a nadie, sin esperar recibimientos ni condecoraciones. Estos muchachos se vinieron solos, sin sus familiares, solo con lo que cargaban puesto, pero cargados con la ilusión que realizando lo que se habían planteado lograrían quebrar el sistema y su compañero Julio Cesar Rivas, sería liberado.
Julio Cesar es un estudiante residenciado en Valencia que desde hacía algún tiempo realizaba acciones de protesta propias de su edad (22 años). Amordazaba la boca de las estatuas de los héroes patrios en las plazas públicas y acompañaba las manifestaciones públicas. Es el líder de un grupo de muchachos que se denominan JAVU (Juventud Activa Venezuela Unida).
Este muchacho fue detenido y encarcelado acusado de delitos como “instigación a la guerra civil” o “uso de arma genérica”, en una cárcel para presos comunes. Su verdadero delito: protestar contra el gobierno.
Esta acción ha despertado en la mayoría del pueblo venezolano, amante de la paz, tranquilo, anárquico pero cordial una esperanza de cómo llamar la atención acerca de lo que está ocurriendo en Venezuela, ante los ojos de los organismos creados para vigilar el buen funcionamiento de los gobiernos, organismos que se encuentran secuestrados por las dádivas de Chávez.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Presos políticos venezolanos victimas de la intolerancia del régimen que gobierna este país:


  1. Sub Comisario (Policía Metropolitana) Marco Hurtado. Sentenciado a 16 años de prisión
  2. Cabo Primero (Policía Metropolitana) Arube Pérez Salazar. Sentenciado a 17 años de prisión
  3. Inspector Jefe (Policía Metropolitana) Héctor Rovaín. Sentenciado a 30 años de prisión
  4. Distinguido  (Policía Metropolitana) Luis Molina Cerrada. Sentenciado a 30 años de prisión
  5. Sargento Mayor (Policía Metropolitana) Julio Rodríguez. Sentenciado a 30 años de prisión
  6. Agente (Policía Metropolitana) Erasmo Bolívar. Sentenciado a 30 años de prisión
  7. Ingeniero de Sistemas Silvio Mérida Ortiz. 
  8. Estudiante Ingeniería Civil Raúl Díaz.
  9. Gregory Umanés.
  10. Luis Chácin.
  11. Estudiante de Ingeniería Raúl Díaz Peña
  12. Capitán (Ejército) Otto Gebauer.
  13. Inspector (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Juan Guevara.
  14. Comisario Jefe (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Iván Simonovis. Sentenciado a 30 años de prisión
  15. Comisario Jefe (DISIP) Otoniel Guevara Pérez
  16. Comisario (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Rolando Guevara Pérez
  17. Comisario General (Policía Metropolitana)Lázaro Forero. Sentenciado a 30 años de prisión
  18. Comisario General (Policía Metropolitana) Henry Vivas. Sentenciado a 30 años de prisión
  19. General de División (Guardia Nacional) Felipe Rodríguez.
  20. General Delfín Gómez Parra.
  21. Banquero Eligio Cedeño.
  22. Empresario Gustavo Arrais.
  23. Periodista José Rafael Ramírez.
  24. Comisario Jefe (DISIP) José "Mazuco" Sánchez. Secretario de Defensa y de Seguridad Ciudadana de la Gobernación del Estado Zulia.
  25. Periodista Leocenis García.
  26. General Wilfrido de Jesús Barroso Herrera.
  27. Mayor (retirado) José Wenceslao Castillo.
  28. Vice Almirante (retirado) Carlos Millán Millán.
  29. José "Maraco" Dacre.
  30. Periodista Gustavo Azócar.
  31. Biagio Piglieri
  32. Asdrubal Lugo.
  33. Mario Martinez.
  34. John Pernia.
  35. Jose Leonardo Paraqueima.
  36. Willian Urquiola.
  37. Jose Alfredo Baez.
  38. Wiston Luque.
  39. Carlos Lozada Villegas.
  40. Prefecto Richard Blanco.
  41. Alexander Abello.
  42. Gustavo Aponte.
  43. Alexander Ronald Arellano.
  44. Efrain Figueroa.
  45. Gerardo González.
  46. Yumar O. Figueroa López.
  47. Carlos Lozada.
  48. Lixido Solarte
  49. Julio Cesar Rivas