Las cuatro libertades esenciales: LIBERTAD para expresar sus ideas; LIBERTAD de cultos; LIBERTAD para elegir la forma de trabajar a fin de no padecer necesidad y LIBERTAD de evitar todo aquello que haga que la gente sufra algún temor. Franklin D. Roosevelt
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Discurso de Oscar Arias en la Cumbre de las Américas 2009
"ALGO HICIMOS MAL
Costa Rica, Domingo 26 de abril de 2009
Palabras del presidente Óscar Arias en la Cumbre de las Américas
Trinidad y Tobago, 18 de abril del 2009
Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.
No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.
Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad.
También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.
¿Qué hicimos mal?
No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.
Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra
En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados.
Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo,liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo . Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones” . Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “ la verdad es que enriquecerse es glorioso ”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.
La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.
Muchas gracias
jueves, 1 de octubre de 2009
El Algebra de Baldor
Cortesía de Mercedes Díez
Baldor cuyo nombre es inmediatamente relacionado con su principal libro que ha sido quizás el que más terror o pasión ha despertado en los estudiantes de la secundaria y de bachillerato de toda Latinoamérica, no nació en Bagdad como hasta hoy pensábamos muchos. Nació en La Habana, Cuba, y su problema más difícil no fue una operación matemática, sino la revolución de Fidel Castro. Esa fue la única ecuación inconclusa del creador del Álgebra de Baldor, Aurelio Ángel Baldor (1906-1978).
Un apacible abogado y matemático que se encerraba durante largas jornadas en su habitación, armado sólo de lápiz y papel, para escribir un texto que desde 1941 aterroriza y apasiona a millones de estudiantes de toda Latinoamérica. El Álgebra de Baldor, es el libro más consultado en los colegios y escuelas desde Tijuana hasta la Patagonia, lo es aún más que El Quijote de la Mancha.
Tenebroso para algunos, misterioso para otros y definitivamente indescifrable para los adolescentes que intentan resolver sus "misceláneas" a altas horas de la madrugada; es por lo demás un texto que permanece en la cabeza de tres generaciones que ignoran que su autor, Aurelio Ángel Baldor, no es el terrible hombre árabe que observa con desdén calculado a sus alumnos amedrentados, sino el hijo menor de Gertrudis y Daniel, nacido el 22 de octubre de 1906 en La Habana, y portador de un apellido que significa "valle de oro" y que viajó desde Bélgica hasta Cuba sin tocar la tierra de Scherezada.
Daniel Baldor quien reside actualmente en Miami y es el tercero de los siete hijos del célebre matemático, es inversionista, consultor y hombre de finanzas y además quien vivió directamente el drama que se ensañó con su familia en los días de la revolución de Fidel Castro junto a sus padres, sus seis hermanos y la abnegada nana negra que los acompañó durante más de cincuenta años. Él nos narra una síntesis de esa historia.
"Aurelio Baldor (mi padre) era el educador más importante de la isla cubana durante los años cuarenta y cincuenta. Era fundador y director del Colegio Baldor, una institución que tenía 3,500 alumnos y 32 buses en la calle 23 y 4, en la exclusiva zona residencial del Vedado. Fue un hombre tranquilo y enorme, enamorado de la enseñanza y de mi madre, quien hoy lo sobrevive, y se pasaba el día ideando acertijos matemáticos y juegos con números", recuerda Daniel, y evoca a su padre caminando con sus 100 kilos de peso y su proverbial altura de un metro con noventa y cinco centímetros por los corredores del colegio, siempre con un cigarrillo en la boca, recitando frases de Martí y con su álgebra bajo el brazo, que para entonces, en lugar del retrato del sabio árabe intimidante, lucía una sobria carátula roja".
Los Baldor vivían en las playas de Tarará en una casa grande y lujosa donde las puestas de sol se despedían con un color distinto cada tarde y donde el profesor dedicaba sus tardes a leer, a crear nuevos ejercicios matemáticos y a fumar, la única pasión que lo distraía por instantes de los números y las ecuaciones. La casa aún existe y la administra el Estado cubano.
Hoy hace parte de una villa turística para extranjeros que pagan cerca de dos mil dólares para pasar una semana de verano en las mismas calles en las que Baldor se cruzaba con el "Che" Guevara, quien vivía a pocas casas de la suya en el mismo barrio.
"Mi padre era un hombre devoto de Dios, de la patria y de su familia", afirma Daniel. "Cada día rezábamos el rosario y todos los domingos, sin falta, íbamos a misa de seis, una costumbre que no se perdió ni siquiera después en el exilio". Eran los días de riqueza y filantropía, días en que los Baldor ocupaban una posición privilegiada en la escalera social de la isla y que se esmeraban en distribuir justicia social por medio de becas en el colegio y ayuda económica para los enfermos de cáncer.
El 2 de enero de 1959 los hombres de barba que luchaban contra Fulgencio Batista tomaron La Habana. No pasaron muchas semanas antes de que Fidel Castro fuera personalmente al Colegio Baldor y le ofreciera la revolución al director del colegio. "Fidel fue a decirle a mi padre que la revolución estaba con la educación y que le agradecía su valiosa labor de maestro..., pero ya estaba planeando otra cosa", recuerda Daniel. Los planes tendría que ejecutarlos Raúl Castro, hermano del líder del nuevo gobierno, y una calurosa tarde de septiembre envió a un piquete de revolucionarios hasta la casa del profesor con la orden de detenerlo. Sólo una contraorden de Camilo Cienfuegos, quien defendía con devoción de alumno el trabajo de Aurelio Baldor, lo salvó de ir a prisión. Pero apenas un mes después la familia Baldor se quedó sin protección, pues Cienfuegos, en un vuelo entre Camagüey y La Habana, desapareció en medio de un mar furioso que se lo tragó para siempre.
"Nos vamos de vacaciones para México", nos dijo mi papá. Nos reunió a todos, y como si se tratara de una clase de geometría nos explicó con precisión milimétrica cómo teníamos que prepararnos. Era el 19 de Julio de 1960 y él estaba más sombrío que de costumbre. Mi padre era un hombre que no dejaba traslucir sus emociones, muy analítico, de una fachada estricta, durísima, pero ese día algo misterioso en su mirada nos decía que las cosas no andaban bien y que el viaje no era de recreo", dice el hijo de Baldor.
Un vuelo de Mexicana de Aviación los dejó en la capital azteca. La respiración de Aurelio Baldor estaba agitada, intranquila, como si el aire mexicano le advirtiera que jamás regresaría a su isla y que moriría lejos, en el exilio. El profesor, además del dolor del destierro, cargaba con otro temor. Era infalible en matemáticas y jamás se equivocaba en las cuentas, así que si calculaba bien, el dinero que llevaba le alcanzaría apenas para algunos meses. Partía acompañado de una pobreza monacal que ya sus libros no podrían resolver, pues doce años atrás había vendido los derechos de su álgebra y su aritmética a Publicaciones Culturales, una editorial mexicana, y había invertido el dinero que obtuvo de ello en su escuela y en su país.
La lucha empezaba. Los Baldor, incluida la nana, se estacionaron con paciencia durante 14 días en México y después se trasladaron hasta Nueva Orleans, en Estados Unidos, donde se encontraron con el fantasma vivo de la segregación racial. Aurelio, su mujer y sus hijos eran de color blanco y no tenían problemas, pero Magdalena, la nana, una soberbia mulata cubana, tenía que separarse de ellos si subían a un bus o llegaban a un lugar público.
Aurelio Baldor, heredero de los ideales libertarios de José Martí, no soportó el trato y decidió llevarse a la familia hasta Nueva York, donde consiguió alojamiento en el segundo piso de la propiedad de un italiano en Brooklyn, un vecindario formado por inmigrantes puertorriqueños, italianos, judíos y por toda la melancolía de la pobreza.
El profesor, hombre friolento por naturaleza, sufrió aun más por la falta de agua caliente en su nueva vivienda, que por el desolador panorama que percibía desde la única ventana del segundo piso. La aristocrática familia que invitaba a cenar a ministros y grandes intelectuales de toda América a su hermosa casa de las playas de Tarará, estaba condenada a vivir en el exilio, hacinada en medio del olvido y la sordidez de Brooklyn, mientras que la junta revolucionaria declaraba la nacionalización del Colegio Baldor y la expropiación de la casa del director, que sirvió durante años como escuela revolucionaria para formar a los célebres "pioneros". La suerte del colegio fue distinta. Hoy se llama Colegio Español y en él estudian 500 estudiantes pertenecientes a la Unión Europea. Ningún niño nacido en Cuba puede pisar la escuela que Baldor construyó para sus compatriotas.
Aurelio Baldor trató en vano de recuperar su vida. Fue a clases de inglés junto a sus hijos a la Universidad de Nueva York y al poco tiempo ya dictaba una cátedra en Saint Peters College, en Nueva Jersey. Se esforzó para terminar la educación de sus hijos y cada uno encontró la profesión con que soñaba: uno profesor de literatura, dos ingenieros, uno inversionista, dos administradores y una secretaria. Ninguno siguió el camino de las matemáticas, aunque todos continuaron aceptando los desafíos mentales y los juegos con que los retaba su padre todos los días. Con los años, Baldor se había forjado un importante prestigio intelectual en los Estados Unidos y había dejado atrás las dificultades de la pobreza.
Sin embargo, el maestro no pudo ser feliz fuera de Cuba. No lo fue en Nueva York como profesor, ni en Miami donde vivió su retiro acompañado de Moraima, su mujer, quien hoy tiene 89 años y recuerda a su marido como el hombre más valiente de todos cuantos nacieron en el planeta. Baldor jamás recuperó sus fantásticos cien kilos de peso y se encorvó poco a poco como una palmera monumental que no puede soportar el peso del cielo sobre sí. El exilio le supo a jugo de piña verde. Mi padre se murió con la esperanza de volver", asegura su hijo Daniel.
El autor del Álgebra de Baldor se fumó su último cigarrillo el 2 de abril de 1978. A la mañana siguiente cerró los ojos, murmuró la palabra Cuba por última vez y se durmió para siempre. Un enfisema pulmonar, dijeron los médicos, había terminado con su salud. Pero sus siete hijos, quince nietos y diez biznietos, siempre supieron y sabrán que a Aurelio Baldor lo mataron la nostalgia y el destierro".
Originalmente publicado en http://cronicasretinianas.blogspot.com/2006/12/el-algebra-de-baldor.html
Una Turista Española en Cuba
Llegamos a La Habana sin intención de pisar Varadero. Creíamos que ir equipados únicamente con una mochila de menos de 9 kilos nos iba a permitir conocer el otro lado de la Cuba turística.
Es la época que refleja Pedro Juan Gutiérrez en "Trilogía Sucia de la Habana" o en "El Rey de la Habana", mucho más crudo que Zoe y su "Nada Cotidiana". Son los años de esconder cerdos en las azoteas y tirar los desperdicios a la calle. De usar la bañera como criadero de pollos. Es el inicio del proceso de muerte por desnutrición al que se enfrenta lentamente una gran parte de la población habanera. Puede que las noticias no recojan el número de personas que mueren de hambre, pero tampoco recogen el número de abortos y se barajan cifras de hasta el 40% de los embarazos. No mueres de hambre, al menos no en pocos días ya que puedes tardar toda una vida, pero el concepto alimentación incluye más que el rancho de arroz con frijoles en que consiste el plato diario de una familia cubana.
martes, 29 de septiembre de 2009
La poca capacidad de los dirigentes de la oposición y el manejo perverso por parte del gobierno de los hechos ocurridos, han devenido en una cadena de frustraciones en la población contraria al chavismo, que con excepción del resultado del referéndum consultivo del 2007 solo ha recibido golpes políticos.
Un día 12 muchachos “cogieron una arrechera” y se vinieron a Caracas a plantarse delante de la OEA, se declararon en huelga de hambre, sin calcular las consecuencias, sin avisar a nadie, sin esperar recibimientos ni condecoraciones. Estos muchachos se vinieron solos, sin sus familiares, solo con lo que cargaban puesto, pero cargados con la ilusión que realizando lo que se habían planteado lograrían quebrar el sistema y su compañero Julio Cesar Rivas, sería liberado.
Julio Cesar es un estudiante residenciado en Valencia que desde hacía algún tiempo realizaba acciones de protesta propias de su edad (22 años). Amordazaba la boca de las estatuas de los héroes patrios en las plazas públicas y acompañaba las manifestaciones públicas. Es el líder de un grupo de muchachos que se denominan JAVU (Juventud Activa Venezuela Unida).
Este muchacho fue detenido y encarcelado acusado de delitos como “instigación a la guerra civil” o “uso de arma genérica”, en una cárcel para presos comunes. Su verdadero delito: protestar contra el gobierno.
Esta acción ha despertado en la mayoría del pueblo venezolano, amante de la paz, tranquilo, anárquico pero cordial una esperanza de cómo llamar la atención acerca de lo que está ocurriendo en Venezuela, ante los ojos de los organismos creados para vigilar el buen funcionamiento de los gobiernos, organismos que se encuentran secuestrados por las dádivas de Chávez.
lunes, 7 de septiembre de 2009
Presos políticos venezolanos victimas de la intolerancia del régimen que gobierna este país:
- Sub Comisario (Policía Metropolitana) Marco Hurtado. Sentenciado a 16 años de prisión
- Cabo Primero (Policía Metropolitana) Arube Pérez Salazar. Sentenciado a 17 años de prisión
- Inspector Jefe (Policía Metropolitana) Héctor Rovaín. Sentenciado a 30 años de prisión
- Distinguido (Policía Metropolitana) Luis Molina Cerrada. Sentenciado a 30 años de prisión
- Sargento Mayor (Policía Metropolitana) Julio Rodríguez. Sentenciado a 30 años de prisión
- Agente (Policía Metropolitana) Erasmo Bolívar. Sentenciado a 30 años de prisión
- Ingeniero de Sistemas Silvio Mérida Ortiz.
- Estudiante Ingeniería Civil Raúl Díaz.
- Gregory Umanés.
- Luis Chácin.
- Estudiante de Ingeniería Raúl Díaz Peña
- Capitán (Ejército) Otto Gebauer.
- Inspector (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Juan Guevara.
- Comisario Jefe (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Iván Simonovis. Sentenciado a 30 años de prisión
- Comisario Jefe (DISIP) Otoniel Guevara Pérez
- Comisario (Cuerpo Técnico de Policía Judicial) Rolando Guevara Pérez
- Comisario General (Policía Metropolitana)Lázaro Forero. Sentenciado a 30 años de prisión
- Comisario General (Policía Metropolitana) Henry Vivas. Sentenciado a 30 años de prisión
- General de División (Guardia Nacional) Felipe Rodríguez.
- General Delfín Gómez Parra.
- Banquero Eligio Cedeño.
- Empresario Gustavo Arrais.
- Periodista José Rafael Ramírez.
- Comisario Jefe (DISIP) José "Mazuco" Sánchez. Secretario de Defensa y de Seguridad Ciudadana de la Gobernación del Estado Zulia.
- Periodista Leocenis García.
- General Wilfrido de Jesús Barroso Herrera.
- Mayor (retirado) José Wenceslao Castillo.
- Vice Almirante (retirado) Carlos Millán Millán.
- José "Maraco" Dacre.
- Periodista Gustavo Azócar.
- Biagio Piglieri
- Asdrubal Lugo.
- Mario Martinez.
- John Pernia.
- Jose Leonardo Paraqueima.
- Willian Urquiola.
- Jose Alfredo Baez.
- Wiston Luque.
- Carlos Lozada Villegas.
- Prefecto Richard Blanco.
- Alexander Abello.
- Gustavo Aponte.
- Alexander Ronald Arellano.
- Efrain Figueroa.
- Gerardo González.
- Yumar O. Figueroa López.
- Carlos Lozada.
- Lixido Solarte
- Julio Cesar Rivas