martes, 29 de septiembre de 2009

Desde los hechos de Abril de 2002, el gobierno ha llevado la iniciativa de la acción política.
La poca capacidad de los dirigentes de la oposición y el manejo perverso por parte del gobierno de los hechos ocurridos, han devenido en una cadena de frustraciones en la población contraria al chavismo, que con excepción del resultado del referéndum consultivo del 2007 solo ha recibido golpes políticos.
Un día 12 muchachos “cogieron una arrechera” y se vinieron a Caracas a plantarse delante de la OEA, se declararon en huelga de hambre, sin calcular las consecuencias, sin avisar a nadie, sin esperar recibimientos ni condecoraciones. Estos muchachos se vinieron solos, sin sus familiares, solo con lo que cargaban puesto, pero cargados con la ilusión que realizando lo que se habían planteado lograrían quebrar el sistema y su compañero Julio Cesar Rivas, sería liberado.
Julio Cesar es un estudiante residenciado en Valencia que desde hacía algún tiempo realizaba acciones de protesta propias de su edad (22 años). Amordazaba la boca de las estatuas de los héroes patrios en las plazas públicas y acompañaba las manifestaciones públicas. Es el líder de un grupo de muchachos que se denominan JAVU (Juventud Activa Venezuela Unida).
Este muchacho fue detenido y encarcelado acusado de delitos como “instigación a la guerra civil” o “uso de arma genérica”, en una cárcel para presos comunes. Su verdadero delito: protestar contra el gobierno.
Esta acción ha despertado en la mayoría del pueblo venezolano, amante de la paz, tranquilo, anárquico pero cordial una esperanza de cómo llamar la atención acerca de lo que está ocurriendo en Venezuela, ante los ojos de los organismos creados para vigilar el buen funcionamiento de los gobiernos, organismos que se encuentran secuestrados por las dádivas de Chávez.

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